Una vieja práctica budista llega a la vida moderna para enseñarnos por qué el multi-tasking nos ha hecho perder momentos importantes del presente.
¿Hace cuánto tiempo que al ir a una práctica de karate de tu hijo(a) te olvidas del celular, de los libros, de hacer la lista del súper, para simplemente estar presente en ese momento? ¿Consigues estar en una reunión familiar sin mirar ni una vez las redes sociales o los chats? Sucede igual si vamos al cine, a un día de campo, a hacer ejercicio. En la vida moderna solemos atender mil cosas a la vez y no hacer ninguna en plenitud. El mindfulness llegó para recordarnos la importancia de los momentos presentes.
Mindfulness o “sati” es un concepto traído al mundo actual de una práctica budista que comenzó hace 2,500 años y —en idioma pali— significa “recordar” o “capacidad de recordarnos estar en el presente”. Aunque se ha buscado un significado exacto para la palabra mindfulness en español, las traducciones que más se acercan son: atención plena, conciencia plena, presencia mental o presencia plena/conciencia abierta.
Ya con un concepto más aterrizado a nuestra lengua y cultura, es más sencillo comprender de qué se trata el mindfulness... y de lo necesaria que es en una actualidad donde el bombardeo de mensajes, alertas, tareas y voces simplemente no nos permite vivir un momento —tal vez único e irrepetible— con plena atención.
¿Cómo practicar mindfulness?
El caos en el que solemos navegar a diario ha obligado a muchas personas a buscar una desintoxicación y, cuando eso ocurre, el budismo suele tener una respuesta sabia. De ahí Jon Kabat-Zinn (Nueva York, 1944), estudioso de los maestros budistas, profesor de Medicina y creador de la Clínica de Reducción del Estrés y del Centro de Atención Plena en Medicina, comenzara a incluir esta antigua enseñanza en sus terapias contra la ansiedad, la depresión, el estrés, el dolor y otras enfermedades.
En Estados Unidos (y muchos más países) han aumentado tanto los índices de estos males, que ha sido necesario hacer una pausa en la vida y repensar cómo estamos transitando el mundo. Mediante meditaciones, ejercicios de yoga (asanas y respiración), la práctica del mindfulness ha dado un giro hacia ese ansiado bienestar, una vida más tranquila y una mejor percepción de la salud.
El mindfulness tal vez no sea una varita mágica para desaparecer los problemas que tenemos, pero sí es un vehículo que ayuda a que estos pesen menos y así poder andar por un camino más fácil de recorrer. Uno con más luz y paz. Es importante mencionar que aunque la práctica está basada en un concepto budista, cualquier persona, sin importar su religión, puede adoptarla.
El ejercicio que da resultados
No es necesario estar al borde de una enfermedad nerviosa para acudir a una práctica como el mindfulness. Tal como reza ese dicho “más vale prevenir que lamentar”, la atención plena puede hacerse aún si no se está en una situación crítica de estrés o depresión. Y es benéfica tanto para adultos como para jóvenes y niños.
Por medio de respiraciones y meditación que despiertan la conciencia, es posible aprender a poner más atención al presente. Es como ejercitar el quitar esos pensamientos del pasado o del futuro que opacan el presente. Una metáfora fácil de entender sería “limpiar y ordenar nuestra mente”.
Kabat-Zinn, también fundador del Mindfulness-Based Stress Reduction, ha aplicado por más de 30 años el método en escuelas, prisiones, hospitales, centros de veteranos de guerra y otros entornos. Sus resultados apuntan a un mejor rendimiento energético en el día, a un envejecimiento saludable, a llevar un control del peso corporal, mejor rendimiento deportivo y hasta en avances importantes en niños con necesidades especiales.
En México es una practica que aún no llega a ser tan popular como una lección de yoga, pero siempre se puede comenzar por algo. Pequeñas acciones como dar un tiempo límite para hacer todo lo necesario en el celular o la computadora y luego soltarlo/apagarlo; comer o tomar un café sin hacer nada más que eso; vivir un momento en plenitud —sin que nada ni nadie nos interrumpa— con nuestros hijos, es también un inicio. Mindfulness o atención plena obliga a realizar tareas presentes a profundidad y concluirlas o pararlas para que no se arrastren o “ensucien” a otros momentos del día. ¿Te animarías a intentarlo?