¿Los bebés se (mal)acostumbran a dormirse en brazos? ¡Sin duda! En todo lo que he leído sobre cómo dormir a un bebé, he encontrado información que apunta que los bebés no se “malcrían” hasta los seis meses de edad. Solía pensar que aún nos quedaban unos mesecitos antes de tener que entrenar al bebé a dormir pero cuando nos dimos cuenta que no se podía dormir si no era en nuestros brazos las cosas comenzaron a cambiar. No porque no me encante tener su cuerpecito dulce encima mío, oliendo su deliciosa esencia de bebé, tocando su piel de seda – perdón, me dejé llevar – pero porque sentía que le estábamos haciendo más mal que bien. Cuando estaba muy cansado, lloraba y lloraba porque no podía visitar el reino de los sueños por si solo. Entonces comenzamos a considerar lo que todos nos decían sobre cómo dormir a un bebé: “Tienes que enseñarle a dormirse solito”.
No sin investigar primero.
El mito de la malcriadez apareció alrededor de los años 1920’ cuando los expertos creían que estar muy atento a las necesidades de los niños podía convertirlos en niños dependientes. Muchos años después, el Dr. Sears, padre de La Crianza con Apego (Attachment Parenting), observó lo contrario: cuando atendemos las necesidades del bebé, nos ve como una fuente confiable de confort. Esto los ayuda a sentirse seguros emocionalmente, a tolerar la ansiedad que trae la separación y a confiar en ellos mismos, resultando a su vez en menos llorantinas.
Otro estudio, liderado por Darcia Narwaez, profesora de psicología en Notre Dame, notó que criamos a pequeñas personas comprensivas, inteligentes y empáticas cuando le damos afecto y un trato positivo durante sus primeros años.Encontraron que los niños que recibían reacciones apropiadas y cuyos llantos recibían respuestas prontas crecían siendo más empáticos. “La pronta respuesta está claramente ligada al desarrollo moral. Fomenta una personalidad afable, desarrollo temprano de conciencia y mejor conducta prosocial”, comentó Narwaez.
Entonces, ¿Qué hacemos con toda esta información? Aunque yo considere que los estudios científicos guardan una cierta verdad, también considero que hay muchas variables. Yo creo, como el Dr. Sears, que tenemos que responder a las necesidades de nuestros bebés de la mejor manera que podamos, pero también pienso que tenemos que analizar cada situación por separado.
Cada vez que José quería dormir siesta, teníamos que ponerle el chupón y mecerlo hasta que entrara en un sueño profundo. Después de hacer esto durante 3 meses seguidos, no era sorprendente que si José no tenía su chupón y no era mecido, no se dormiría.
Los bebés aprenden lo que les enseñamos. Si al intentar solucionar el problema de cómo dormir a un bebé, nos metemos en su camino meciéndolo, ellos no tendrán la oportunidad de hacerlo por su cuenta. Se trata de enseñarles a ser independientes. No se trata de dejarlos llorar, se trata de ayudarlos a crear asociaciones sanas con el sueño. Una vez lo logre, dormirá por períodos más largos de tiempo y cuando se despierte naturalmente a la mitad de la noche, como todos lo hacemos, estará preparado para dormirse solo otra vez.
Como bono, aprender a calmarse por si mismo es una habilidad que lo ayudará a la larga. Cuando sienta ansiedad de separación o cuando la vida se le complique, el sabrá que tiene la fuerza para calmarse por si mismo y que el mundo es un lugar seguro.