Seamos realistas, aunque después del viaje seas la mamá que necesita vacaciones no te vas a ir a ningún lado. Así que encuentra paz y tranquilidad dentro de la rutina con estos sencillos consejos.
En una caricatura de la argentina Maitena, una mujer le dice a otra que luce ojerosa y desaliñada: “Querida, ¿a ti no te harían falta unas vacaciones? Se te ve cansada, con cara de agotamiento, estresada, no sé…”. A lo que la mujer con sus dos hijos al lado responde: “Es que acabo de volver de las vacaciones”. Este cuadro que puede resultar gracioso es tan real que hasta dan ganas de llorar.
Y sí, en las vacaciones muchas veces la única que jamás descansa es la madre. Si fueron a una playa virgen donde no había restaurantes, ¿quién cocinó? Cada vez que uno de los niños olvidó algo en el cuarto, ¿quién subió y bajó del quinto piso del tiempo compartido? Los inflables, las toallas, la ropa extra, el iPad, los snaks, el agua… ¿quién cargó todo eso mientras papá llevaba a los niños de caballito? La respuesta a todo eso sabemos que es “MAMÁ”.
A la vuelta de las vacaciones no hay muchas opciones como tomarse unos días de spa o de ir a un retiro para en realidad descansar, ¡no! La rutina no perdona y hay que seguir con los días normales en casa o en el trabajo. Mientras los niños sí descansaron de ir a clases, a ti tal vez te tocó trabajar a distancia más la tarea de cuidar a los niños en horario —casi— 24 horas.
Tips para esa mamá que necesita vacaciones
¿Qué hacer entonces con toda esa carga de estrés? No te apures, que hemos estado ahí y te compartimos unos consejos muy efectivos.
La hora al día necesaria
Olvida lo fácil que es ponerte en último lugar, aunque sea por una hora al día. Aquí ya hemos hablado del poco tiempo que una madre tiene para sí misma y también de lo vital que es darse ese espacio. Así, ponte la tarea de dedicarte una hora. Deja a los niños con tu pareja, con algún familiar o amigo y usa esa hora en actividades (o inactividades) que te relajen: beber una copa de vino en el sillón, leer, ir a cortarte el pelo, hacer pilates, beber un café fuera… Solo tú sabes qué es lo mejor para volver a casa con la pila recargada.
Reconoce que no eres perfecta
Por mucho que en las redes sociales veas que esas “mamás perfectas” cuenten con palabras o fotos lo excelentes que son, lo bien que educan a sus hijos, que los alimentan solo con comida orgánica y que son feministas desde que agarraron el chupón… No te compares. Puede que sea verdad o que no, pero la realidad es que tu caso es más terrenal y entonces ¡puedes permitirte no ser perfecta! Saber que podemos cometer errores como cualquiera da una paz mental inmensa. Ríete de tus defectos y relájate. Las mamás imperfectas suelen tener más material anecdótico, uno mucho más divertido que las que jamás se equivocan.
Crea tu espacio de relax
Puede ser cuando los niños ya se durmieron o en un momento en el que estés poco ocupada (si no hay, es preciso hacerse espacio). Sabemos que a lo mejor lo único que quieres es dormir ya, pero ¿qué tal darse una media hora para una mascarilla y acostarse a poner la mente en blanco? ¿Qué tal una rutina de baño con agua caliente y masaje de pies? ¿Una hora de meditación? Hacer algo que te relaje antes de ir a dormir no solo te asegura un descanso más reparador, sino que sentirás que haces algo por tu cuerpo y tu mente. Aquí publicamos un artículo sobre el mindfulness que te puede ser de mucha ayuda.
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