Por qué las primeras semanas con el bebé son tan difíciles y cómo superarlas.

Después de que mi hija nació con 8 libras y 2 onzas, me quedé mirando mi vientre aún prominente en estado de shock y lloré cuando un hombre me preguntó cuándo iba a dar a luz, dos semanas después de haber dado a luz. Lloraba bastante a menudo en ese entonces: noticias, comerciales, por una palabra equivocada dicha por mi pareja. Pasaba mis días en casa, deseando poder dormir un poco y mintiendo a mis amigos que llamaban para preguntar si todo estaba bien. Estaba agotada, hormonal y malhumorada, y me sentía atrapada en mi casa, preguntándome si alguna vez volvería a sentirme normal. Sabía que esas primeras semanas con el bebé serían difíciles, pero no sabía cuánto. Aquí están los principales desafíos que las nuevas mamás pueden enfrentar y cómo puedes superarlos todos de una sola pieza.

1. Estás adolorida
   Dar a luz es una hazaña física, y no es raro que las nuevas mamás experimenten hinchazón, hemorroides o puntos de sutura después de un desgarro vaginal o una cesárea. Las mujeres piensan que nunca volverán a sentirse normales, pero lo harán. Las bolsas de hielo, las almohadillas de hamamelis y una botella de agua tibia pueden ayudar con algunas de estas molestias. Además, solo tendrás que esperar a que tu cuerpo se recupere, asegurándote de obtener una nutrición y un descanso adecuados para una recuperación completa. Pide ayuda a tu pareja, amigos o familiares con el bebé y otras tareas cuando estés adolorida. Y no te presiones, aunque quieras hacerlo todo.

2. Estás privada de sueño
   Todos te advierten que no vas a dormir, y no mienten. Durante las primeras semanas, el bebé pasará sus días y noches comiendo aproximadamente cada dos horas, ¡y ese es un número optimista! Justo cuando estás a punto de quedarte dormida por tercera vez esa noche, escucharás el llanto de tu recién nacido hambriento despertándote nuevamente. Imagina que tu despertador suena cada pocas horas durante cinco semanas seguidas. No es divertido.

Entiende que la falta de sueño estará presente. Vas a estar cansada, y no estamos hablando del tipo de cansancio que sientes cuando te quedas despierta para ver un evento y tienes una reunión al día siguiente. Este nuevo tipo de agotamiento puede causar dolores de cabeza, depresión, irritabilidad, problemas de memoria y confusión.

¿Cómo manejar el sueño interrumpido? ¡Duerme siempre que puedas! Pero es posible que necesites ayuda. Pide a tus amigos y familiares que te apoyen mientras tomas una siesta, o prueba la meditación guiada para ayudarte a dormir mejor. Además, también te ayudará a reducir el estrés.

3. Eres hormonal
   Ese colapso que tuviste mientras comprabas la cuna perfecta no es nada comparado con lo que te espera. Muchos futuros padres se preparan para la llegada del bebé, pero no están listos para los altibajos emocionales del período posparto. Los niveles de progesterona disminuyen drásticamente cuando se expulsa la placenta, y las nuevas madres están en un estado hormonal muy bajo después de dar a luz. La "tristeza posparto", el mal humor que acompaña a ese flujo hormonal, ocurre en el 80 por ciento de las mujeres. Agrega esas hormonas descontroladas a una grave falta de sueño, y te sentirás bastante deprimida durante un par de semanas.

Apóyate en tu sistema de apoyo y anímate sabiendo que es una transición temporal. Si sigues sintiéndote deprimida, en pánico, desinteresada y/o distraída, podrían ser signos de depresión posparto. Habla con tu médico sobre lo que estás experimentando y cuál podría ser el mejor tratamiento.

4. No te pareces a ti
   Muchas mujeres se sorprenden al ver que seguirán pareciendo embarazadas después del parto. "Les digo a las mujeres que lleven ropa de embarazo para usar al salir del hospital, ya que parecerán estar embarazadas de siete meses cuando se vayan", dice una experta. Tu cuerpo tardó nueve meses en desarrollar un bebé, por lo que no es de extrañar que la recuperación posparto lleve tiempo. No critiques tu cuerpo en silencio, piensa en lo increíble que acaba de hacer: ¡crear y dar a luz a un nuevo ser humano diminuto!

5. Eres una novata
   Para muchas madres, alimentar y cuidar a un bebé recién nacido será lo que más estrés les generará. ¿Deberías amamantar o alimentar con fórmula? ¿El bebé produce suficientes pañales mojados? ¿Sigue respirando? (En serio, revisarás el aliento de tu bebé dormido con más frecuencia de lo que puedes imaginar). Las preguntas son interminables porque te estás preocupando por tu hijo, como lo hace cualquier madre.

Trata de no dejar que todos los detalles te estresen. En su lugar, concédele importancia a lo que realmente importa: ¡alimentar tanto al bebé como a ti misma! "Les digo a las nuevas mamás que sean realistas sobre lo que lograrán cuando lleguen a casa con su nuevo bebé", dice una experta. "Tienen tres tareas básicas: alimentar a tu bebé, alimentarte a ti misma y, a veces, bañar a uno de ustedes". Hay mucho que aprender como madre primeriza, pero lo aprenderás en poco tiempo.

6. La lactancia materna puede ser difícil
   Si has decidido amamantar, hay una variedad de desafíos que podrían surgir, como que el bebé no se prenda, pezones doloridos y agrietados o baja producción de leche. La sociedad hace que parezca que la lactancia materna es intuitiva, pero en realidad es más difícil. ¡La buena noticia es que hay ayuda disponible! Y buscar ayuda lo antes posible puede reducir la probabilidad de tener problemas a largo plazo. Comunícate con un especialista en lactancia, un pediatra del bebé o el centro de apoyo del hospital.

7. El bebé sigue siendo un extraño
   Ahora hay una criatura que se parece un poco a ti, duerme casi todo el tiempo, te cubre de regurgitación y caca y apenas reconoce tu existencia. No es raro que a veces te preguntes por qué aún no te has vinculado. Recuerda que no hay un vínculo definitivo, no sigue una línea de tiempo exacta y, a veces, puede llevar un tiempo conocerse. "Los bebés no sonríen de inmediato, y las mamás no recibirán una respuesta inmediata de que lo que están haciendo está creando un vínculo", dice una experta. "Los bebés necesitan comida, calor y sueño; solo hay que satisfacer estas necesidades básicas y saber que el vínculo vendrá más tarde". Sostén y mece a tu pequeño, haz contacto visual con él, cántale y léale, y ten mucho contacto piel con piel para ayudar a nutrir esa conexión.

8. Te sientes sola
   El período posparto puede sentirse increíblemente solitario mientras estás en casa cuidando a un recién nacido y navegando por un nuevo capítulo de la vida. El apoyo emocional ayudará. ¡Recurre a las mamás que han pasado por eso! Únete a un grupo de apoyo o chatea con otras mamás y papás en el parque. ¿No puedes salir de casa? Los foros en línea pueden ayudarte a encontrar a otros padres con hijos de edad similar que están pasando por los mismos desafíos que tú.

9. Estás en un bucle
   La rutina del recién nacido puede ser bastante repetitiva: comer, dormir, defecar, repetir, salpicada de episodios de llanto. Y eso continúa durante todo el día. Es comprensible por qué los nuevos padres a menudo sienten que están en un tiovivo, y es fácil perder la noción del tiempo, el día, cuándo fue tu última ducha e incluso tu sentido de ti misma. Los primeros tres meses después del nacimiento se conocen como "el cuarto trimestre" porque a ti y al bebé les llevará algún tiempo adaptarse a esta nueva etapa de la vida. Pero a medida que pasa el tiempo, comenzarás a dormir más, encontrarás un ritmo cómodo y empezarás a ver a través de la niebla de la paternidad temprana el emocionante camino que tienes por delante.